A 4,105 metros de altura, a orillas del lago Junín, comenzó
a gestarse una medalla de oro. Ahí, una pequeña niña sin zapatillas salió de su
casa y, entre vacas y carneros, comenzó a correr. Atravesó la pampa donde hace
191 años Simón Bolívar salió victorioso, cruzó la capital con paso firme y
llegó hasta la lejana Canadá para conquistar el continente.
Este cuento de hadas tiene como protagonista a una
cenicienta moderna, que sufrió mil penurias hasta coronarse como princesa.
Sacrificando a la familia, los amigos y las fiestas. Ella es Gladys Tejeda.
Pudimos robarle unos minutos al vuelo, bajarle el ritmo para que nos cuente su
historia, para que usted la conozca.
¿La medalla de oro te ha cambiado la vida?
Todo sigue normal, todavía quedan muchos objetivos por
delante. El reto principal para 2015 ya se logró y ahora queda volver a los
entrenamientos. Ha sido muy bonito compartir la experiencia con todos los
peruanos, especialmente en mi tierra Junín, donde recibí muchos homenajes.
¿Es verdad que empezaste a correr entre animales?
Sí, mis padres se dedicaban a la ganadería y agricultura, y
nos llevaban donde trabajaban para darles una mano.
¿Cuánto influyeron ellos en tu éxito?
Siempre les voy a estar agradecida, porque terminé mi
educación escolar y luego me regalaron una carrera. Hicieron un gran esfuerzo
para que yo sea docente de primaria.
¿Pasaron muchas necesidades?
Mi familia ha sido muy humilde. Nunca tuvieron un sueldo
fijo. Fuimos seis hermanos y cuatro fallecieron.
Cuéntame aquella anécdota de las zapatillas…
Mi hermano me inscribió en una competencia de 8 kilómetros.
Los premios eran muy buenos, una cocina a gas en ese momento era algo novedoso.
Me presté las zapatillas, fui a competir y no gané porque no eran a mi medida.
¿Cuántos años tenías?
13 ó 14. Pero con todo ese dolor que sentía en el pie, no
renuncié y terminé segunda.
¿Recuerdas cuándo ganaste tu primer premio económico?
A los 11 años. El profesor de Educación Física nos hizo
entrar a una carrera en Junín, que era de 7 kilómetros, incentivándonos con
darnos buenas notas, pero aparte la Municipalidad nos dio 50 soles.
¿Qué hiciste con la plata?
A esa edad, era bastante dinero. Era como si tuviera 500
soles. Recuerdo que se los di a mi mamá, pero ella me compró ropa y cosas para
el colegio.
¿En qué momento decidiste ser atleta profesional?
Yo aprendí en mi casa que debemos pensar en grande, no
esperar demasiado del Estado, que yo como docente debía tener mi propia escuela
y no esperar un trabajo. A los 18 había que ser independiente.
¿Te costó mucho?
Lo peor fue cuando mi padre murió, tenía 21 años y mi mamá
se quedó sola. Ahí me enfoco en el deporte, porque en cada competencia ganaba
200 o 300 soles. Me incliné por el atletismo, pues me gustaba el fútbol o
básquet.
¿Qué fue lo más difícil?
Alejarme de mi familia fue muy duro.
En Londres 2012 denunciaste a tu entrenador coreano por
agresión.
Los problemas pasaron y solo queda continuar sin
resentimiento ante nadie. Siempre va a existir lo malo. No confío en nadie,
solo en la familia.
¿Pensaste en dejarlo todo?
Jamás, esto es lo que me gusta. Dios sabe por qué hace las
cosas. Ahora estoy muy agradecida que hayan contratado al profesor Rodolfo
Gómez de México.
¿Cómo ganar la medalla olímpica?
¿Por qué no? He corrido muchas veces con las africanas. Me
gustan los grandes retos. Donde estén los 10 mejores del mundo.
¿Es cierto que hay una rivalidad fuera de las pistas con
Inés Melchor?
No hay tal cosa. Ella tiene otro entrenador y ni siquiera
coincidimos ni nos vemos.
Si no se lesionaba, ¿hubieran sido primera y segunda?
Creo que sí. A mí me hubiera encantado que Perú se hubiese
quedado con dos medallas en la maratón.
¿Viste los ‘memes’ que salieron sobre ti? Había uno que daba
a entender que no tenías auspiciadores y las demás sí…
Eso fue por el Comité Olímpico Peruano, porque son los que
presentan la ropa oficial que usarán todos los atletas. En la Villa no me
dejaban usar la ropa de mi auspiciador y la gente, en esa parte, se confundió
un poco. En Perú no había una empresa que vistiera a toda la delegación. Sería
bueno que para el 2016 se apunte alguna.
Hubo también una polémica por una portada de revista en la
que no aparecías tú.
Me enteré, pero al final es opinión de cada uno. Nunca me he
sentido discriminada. Otra cosa es que hubieran dicho vamos a llevar a los 10
mejores y después me decían tú no sales porque eres así.
¿Y cuando te dicen ‘cholita’?
Yo lo siento con cariño. Al final los peruanos somos de
costa, sierra y selva.
A ti, ¿cómo te dicen?
Gladys. De niña sí me decían ‘gacela’.
¿Hasta cuándo piensas competir?
Me inicié ya mayor, esa es la ventaja que tengo porque mi
organismo está bien formado. Y mi objetivo es Tokio 2020.
¿Has pensado en ser madre algún día?
Por ahora, nada de familia. Todo en su debido momento. No me
gustaría descuidarla, porque normalmente estoy enfocada en mí, mis viajes, mis
entrenamientos. De repente en 2017 tengo algo en mis planes.
¿Enamorada?
Tengo amigos, nada formal. Sería bonito que sea atleta,
porque una pareja que haga lo mismo se comprenderían mejor.
¿Atléticos o poco gorditos?
A mis hermanos siempre les llamo la atención cuando están
gordos, porque yo siempre he sido de contextura delgada. Me mantengo en mi
peso, me gustaría un deportista.
¿Tienes vacaciones?
No. Todo el año entrenamos. Durante la Navidad o Año Nuevo
podemos descansar un poco, pero no debes estar inactivo. Podemos correr o
trotar suave 40 minutos. No se puede dejar de correr de golpe.
¿Y tu alimentación?
No hay una dieta en especial, como todo a base de proteínas,
carbohidratos y vegetales. Cuando voy a Junín me alimento sobre todo de maca.
La comida natural y andina me gustan bastante.
¿Tu plato favorito?
El cuy, porque es rico, cero colesterol y encima tiene mucho
colágeno porque cuando lo comes, con la mano como debe ser, se te quedan
pegajositas. La carne de carnero también me encanta.
Sí, a veces estoy sola.
¿Tu día normal?
Me levanto a las 5 de la mañana, preparo algún alimento
liviano antes de entrenar y, a las 6:30 a.m., ya estoy lista para salir a
correr. No siempre entrenamos en el estadio, también en cuestas o recorridos.
Y te acuestas…
Máximo, a las 9:30 de la noche.
¿Y si te invitan a alguna fiesta?
Así hubiera una al lado de mi casa, no me importa.
¿Pero te gusta bailar?
Sí, también me agrada cantar. Me encantan las cumbias,
aunque no mucho los temas tristes. Las letras me importan bastante.
¿Corres con música?
Desconcentra bastante. Los aficionados pueden hacerlo,
nosotros no.
¿Es verdad que tu mamá te vio ganar el oro en una televisión
de blanco y negro?
Ella tiene sus recuerdos de mi padre. Es difícil que lo
puedas agarrar y botar. La he ayudado a construir la casa, porque no quería
mudarse. Había deficiencias, tenía hasta goteras. Igual, ella tiene en su
cuarto su tele a colores.
¿Qué pasó con el supuesto doping?
No hay nada de eso. No sé de dónde han inventado esa
noticia. Podría hasta denunciarlos, pero por ahora lo voy a dejar así porque
tengo otras cosas más importantes. Los Panamericanos ya terminaron y allá los
resultados salen en máximo 4 días. Si hubiera resultado una sustancia
prohibida, me hubieran botado de la Villa.
Gracias Gladys por permitirnos interrumpir tu carrera por
unos minutos.
Fuente: Miguel Alegre
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