La peste se dirigía a Jerusalén, y pasó velozmente junto a la tienda
del jefe de una Caravana ubicado en el desierto. “¿a dónde vas tan deprisa?”,
le preguntó el jefe. ” A Jerusalén, pienso cobrarme mil vidas” respondió la
peste. De regreso, la Peste pasó de nuevo por la Caravana. Entonces el jefe le
dijo: “¡has matado más de 50 mil vidas y no las mil que me habías dicho!”. “no,
solo me he cobrado mil vidas.
El resto se les ha llevado el miedo” mencionó la Peste. Al leer este
relato, se me vino a la mente: ¿Qué haría si me entero que hoy por la noche
moriría? Si meditamos este aspecto de una manera intrapersonal ya no habría
miedo en el final de nuestras vidas. Pienso que no solo se trata de vivir sin
miedos, también enfrentarlo y demostrar que uno lo puedo superar Nuestra vida necesita valentía.
¿Si hoy es nuestro último día de
vida? ¿He llevado la vida que deseaba? ¿No? ¿Quién tiene la culpa? Hay que
vivir con responsabilidad y valentía.
Lamentablemente muchas personas piensan muy poco en la muerte. Se pasan la vida preocupados en cuestiones absurdas. Hay que tener en cuenta que la pregunta sobre la muerte, es la pregunta sobre el sentido de la vida. Porque no se trata de despreciar, ni tener miedo a la muerte, sino reconocer su seriedad y su dramatismo. Pero ¿para qué?, para estar enamorado y en verdadera reconciliación con la vida.
Lamentablemente muchas personas piensan muy poco en la muerte. Se pasan la vida preocupados en cuestiones absurdas. Hay que tener en cuenta que la pregunta sobre la muerte, es la pregunta sobre el sentido de la vida. Porque no se trata de despreciar, ni tener miedo a la muerte, sino reconocer su seriedad y su dramatismo. Pero ¿para qué?, para estar enamorado y en verdadera reconciliación con la vida.
De hecho asumiendo la muerte en su realidad: la vida como una muerte y
la muerte como una vida. Vivir aterrados, porque nos vamos a morir, es una
forma de no vivir, por temor a no seguir viviendo. O sea es una manera de estar
muertos en vida, por temor a morirnos. Es bueno amar a la muerte, pero no de un
amor deseo, porque amar no significa desear, sino estar en comunión y captar la
esencia de lo amado. Se puede amar a la muerte sin anhelarla, porque al anhelar
la muerte no la ama, sino que la desprecia.
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