DE LA TRISTEZA A LA ALEGRÍA




¡Que pena!, hoy tuve un mal día, no aguante tanto el dolor interno, es por eso que platiqué con mi querido amigo Alberto, claro, porque estuvo más cerca...quizá al leer esta expresión dirás: “¡a mi que mi importa!”, quizá tengas toda la razón.

Te cuento porque hoy aprendí a encontrar la luz (...) porque después del hecho me interrogué el por qué de sentirme así y logré deducir: no quiero esconderme detrás de una aparente objetividad, soy yo quien habla, y me hago cargo de ello. ¡Bueno! posiblemente podrás concordar o discrepar conmigo. Como seres jóvenes que somos, alguna vez hemos experimentado el sentirnos mal y sabemos de qué se trata. Lo que nos diferencia tal vez, es la manera de afrontar o salir de ese estado.

¿Quién no se sintió mal alguna vez? Aunque insista y trate siempre de ver el lado positivo de las cosas, de rescatar lo bueno, muchas veces me siento mal y no lo puedo evitar. Se podrá decir que así es la vida: en ciertos momentos estamos felices y sentimos que la vida nos sonríe y en otros de manera repentina todo parece desmoronarse.

Indudablemente sentirnos mal es parte de la vida. Son momentos en que nos sentimos bajo el agua, casi sin aire, esperando salir a flote y alcanzar esa bocanada de aire reparadora. Y mientras esa salida a la superficie no llegue, tenemos que seguir nadando, a veces, sin saber siquiera donde está la superficie. Una de las cosas que aprendí al crecer es que no es fácil vivir y que la felicidad plena no existe y que los momentos críticos son necesarios para volver a levantarnos luego con más fuerza.

La vida misma llega a este mundo a través del dolor, de un parto. Cuando me siento mal trato de volver a mis recuerdos y experiencias positivas, voy repasando mentalmente los buenos momentos, recordando a esa gente que ha dejado huellas en mi vida. El tiempo pasa y, a veces, sin saber porqué, los lazos se cortan o se debilitan, y en el camino van quedando personas que nos hacen bien y son nuestro combustible. Lo mismo sucede con las actividades que nos llenan de energía: las dejamos de lado sin saber porqué.

¿Qué cosas me hacían bien? Andar en bicicleta, jugar un deporte, llamar teléfono a mis amig@s, ir al caminar por Larco Mar, leer un libro, escuchar música. Y la lista sigue porque sí o sí todos tuvimos y tendremos buenos momentos. Al rescatarlos y hacerlos y hacer conciencia de ellos, al ir a la búsqueda de eso, todo el “bajón”, aunque no desaparezca del todo, empieza a tomar otro sentido. Se puede salir del malestar, buscando en nuestra mente esas imágenes cargadas de buenas sensaciones.

 Dentro nuestro está lo bueno y lo malo: es cuestión de lograr la capacidad de ver lo positivo, porque siempre hay un tiempo para recuperar lo bueno. Para dar un ejemplo, pensemos que en nuestra habitación tenemos distintos videos conteniendo malos y buenos momentos de nuestra vida. Cuando estamos mal tendemos a ver todo negativo, y estamos sentados frente al televisor observando todo el tiempo, esas imágenes que nos hacen mal; y los buenos recuerdos quedan olvidados en el fondo del estante.

 Está en nosotros, y con la ayuda de los que nos rodean, poder revivir lo bueno, sacar los videos del fondo del estante, para sentarnos a mirar todo lo bueno que la vida nos ha dado, por supuesto sin negar lo malo, porque eso forma parte de nuestra historia personal. Me siento mal, sí, pero todavía estoy vivo, aunque parezca que no hay salida. Sólo se trata de vivir, para que al final de nuestros días podamos mirar hacia atrás y que nuestras páginas de vida no estén en blanco o perdidas en trivialidades, y que lo esencial, lo que nos hace humanos, lo que nos hace bien, esté allí, escrito y grabado para siempre.

“Es hora de volver a mí, a contar, las cosas que me hacían bien, de verdad, es hora de volver a mí, a cantar, yo necesito ver el sol, de verdad “Es hora, es tu hora, siempre. Es hora de volver, de verdad, afrontar los miedos, las preocupaciones, las incertidumbres, las angustias, para poder sentirnos bien, para poder ver el sol, de verdad. Y tú ¿qué haces cuando te sientes mal?

Comentarios

  1. Hola Sr. Raúl
    Me llegó a tiempo. Me encotraba triste. Al leer tu correo me doy cuenta que no todo está perdido, me di cuenta que hay que ver los problemas con buenos ojos.
    gracias!

    José L. M.

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